Quiero que me acompañen a hacer un viaje que fue mi rutina diaria por muchos años. Para hacer este viaje hay que cerrar los ojos y dejarse llevar por los recuerdos.
Empecemos…
Cierro los ojos y aparezco esperando una camioneta ruta 3 en alguna esquina de la zona 5, pago cinco centavos por el pasaje y el chofer me da un pequeño ticket numerado y lo primero que hago sumar de sus dígitos para ver si suma 21. Busco donde sentarme y veo muchas caras conocidas y en la plática no siento el camino y de repente ya estoy en la 18 calle y 11 avenida y decido bajarme para admirar ese enorme zapatón que está en lo alto de la cornisa de la zapatería Novelti. Era un zapato gigante de bota alta y con la puntera abierta que quedó grabado en mi memoria para siempre. Ya con lo que hemos visto con los ojos cerrados tenemos la idea de que viajamos en el tiempo muchos años atrás. Ahora sigo a píe sobre la 18 calle y paso frente a la Estación Central de Fegua (Ferrocarriles de Guatemala) y es el tiempo en que todavía tiene su bella torre con un reloj que me indica que son las 11:00 horas. En el frente de la estación se encuentra la escultura de Justo Rufino Barrios de una forma distinta a como está ahora. Llego a la 9ª. Avenida y cruzo a la derecha dejándome llevar por los recuerdos.
Es un viaje rutinario y llego a la 15 calle A conocida como Calle del Administrador y veo en la esquina una peculiar casa con enormes conchas decorando la parte baja de sus balcones, sigo hasta la 15 calle y me encuentro con el imponente edificio de Sanidad Pública, allí veo con los ojos cerrados la cola que hice una vez para que me sacaran una muela y vuelvo a sentir el dolor de la inyección de la anestesia; ya sin muela paso a la banqueta de enfrente hasta llegar a un pequeño parque y al fondo está la entrada del Cine Abril; allí me regalan un pequeño panfleto con la programación de las películas de la semana y el texto de una canción ranchera en su anverso. Desde ese parque puedo admirar el imponente edificio de enfrente: “La Corte Suprema de Justicia” y me quedo con la boca abierta por esa bellísima puerta de hierro y los bellos detalles del edificio; mi vista gira levemente a la izquierda y se encuentra con la Iglesia de Beatas de Belén de fachada sencilla pero que en su interior tiene hermosas piezas de escultura religiosa impresionantes.
Continúo mi recorrido sobre la 9ª. Avenida entre 14 y 13 calle donde está el Colegio el Sagrado Corazón pero está cerrado a esta hora, así que no logro ver a las lindas chicas de allí. Al llegar a la esquina veo ese peculiar edificio de esquina pintado con líneas horizontales una oscura y una clara con bellos balcones de un estilo Arabesco único en el sector; en el momento que paso enfrente están saliendo los estudiantes que es en ese momento el Colegio Santo Domingo, me asomo a la puerta y logro ver su interior con hermosos azulejos en sus paredes y en su patio varios pilares hermosos con forma femenina sosteniendo el peso con su cabeza.
A la vecindad de ese hermosos edificio está una zapatería llamada La Equitativa y cada vez que paso por allí viene a mi mente mi madre que me llevó allí cuando niño a comprar un par de zapatos, me sentó en una silla especial, alta como como las sillas donde ponen a comer a los niños pero ésta tenía dos “posa pies” que hacen cómodo probarle los zapatos a los niños sin agacharse; nunca vi eso en otra zapatería. Salgo imaginariamente con el duce sabor de la compra de mis zapatos nuevos que quizás le costaron a mi mamá Q.2.50 pero que para ello ella tuvo que cocer 12 pantalones. Sigo sobre la 9ª. avenida pero al pasar la 12 calle veo a lo lejos el hermoso arco de Correos pero sigo en la misma dirección en busca de un lugar que me trae más recuerdos, pero antes de llegar a él me encuentro con un enorme parqueo al que le llamo el hoyo sobre la 11 calle y viene a mi mente el recuerdo de que allí iban a construir el Banco de Guatemala pero que no lo hicieron porque por debajo pasa un río subterráneo y a pocos pasos enfrente está la famosa De La Riva en su edificio original donde vendían la revista Life y las inolvidables revistas Selecciones y los anillos de graduación.
Ya en la 10ª. Calle veo el bello edificio perteneciente a la Universidad de San Carlos y llego a mi muy querido y siempre recordado Instituto Nacional Central para Varones (INCV) donde pasé 5 hermosos años aprendiendo no solo las materias del bachillerato, sino también sobre la vida y haciendo buenas amistades que han durado hasta la fecha. Cuando no iba a ver chicas al Instituto María Luisa Samayoa o a Belén me iba directo a mi casa siguiendo la ruta que sigue a continuación: Al salir del Instituto enfrente estaba la foto Serra que en su vitrina exhibía fotos de artistas que habían fotografiado, también de bodas que eran su especialidad; estaba también la librería Lumen y la librería con su enorme rótulo en forma de Molino con aspas giratorias, en la esquina la venta de valijas Verdel y en la esquina opuesta el edificio El Danubio el que tenía varios negocios pero el más recordado es la cafetería Santo Domingo que vendía esos deliciosos panes con pierna con una salsa exquisita. En esos tiempos no podía darme el lujo de comer seguido de esos panes pero años más tarde si lo hice. Siguiendo mi recorrido paso mi vista por la famosa librería Helvetia con su imponente edificio y rótulo en su frontispicio central y ya siguiendo sobre la 9ª. Calle me encuentro pasando frente al conocido almacén Paiz 9a, luego Las cacerolas y en la esquina el más popular almacén de venta de ollas Roque Rosito pero lo mejor de ese recorrido era llegar a la venta de churros de la esquina de la 8ª. Av. y me doy el gusto de disfruta mi bolsita de churros de Q.0.05 len; seguí mi camino pasando por la Ferretería el Lobo con su peculiar rótulo en relieve, luego la famosa librería PAX, la del recordado anuncio para llegar pronto al nuevo edificio El Centro con sus novedosas gradas eléctricas y que al final de ellas a mano derecha estaba la Joyería La Princesa que atendían unas hermosísimas chicas con minifalda.
Al salir de allí sobre la 7ª. Avenida a una cuada se observa la hermosa Catedral y viene a mis recuerdos los días jueves de Corpus de julio con la venta de membrillos, peras y micos y palomas para intercambiar con la novia. Llego a la esquina y subo las escaleras del Portal del Comercio haciendo el recorrido mientras los maniquíes de novias de las vitrinas me observan mientras llego a la salida del pasaje Saboy donde llego para refrescarme con un delicioso helado de crema también de cinco len y luego a esperar el bus de la ruta 3 o ruta 11 para regresar a la zona 5, pero no soy el único que está allí, en las gradas de ese querido edificio me encuentro con muchos amigos y amigas que estamos allí dejando pasar bus tras bus con pretextos como: Esa camioneta es muy vieja, va muy llena o esa va muy vacía y las chicas decían: ese chofer no me gusta o éste si. Lo importante era pasar el rato allí reunidos con los amigos que hoy viven en en mis recuerdos.
Subámonos pues al bus y regresemos a la realidad.
Escrito por Max Arriola
24/10/2023